viernes, 15 de julio de 2011

De desconocidos e impostores

Hoy leí sobre un escritor que regresó a revisar un libro suyo publicado tiempo atrás, porque se iba a reeditar, y contaba que esa experiencia de lectura le resultó en parte aterradora: se enfrentraba, decía, al escritor que fue y ahora éste le resultaba un desconocido.

En otra ocasión leí sobre otro, un septuagenario, que contaba que después de tantos años y tantas obras escritas en una forma que calificó de muy dispersa, con poca disciplina y sin la concentración necesaria, ahora le sorprendía haber logrado publicar casi una veintena de libros. Aseguraba que una sensación de vergüenza se asomaba frecuentemente a su mesa de trabajo y entonces no podía sentirse menos que un impostor, no un verdadero escritor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario